Uno de los grandes placeres de aprender y disfrutar del vino es crear una colección de vinos personalizada según tus gustos. Pero elegir y comprar vinos es sólo una parte del proceso: también hay que conservarlos. Si se conserva correctamente, el vino puede durar décadas, incluso siglos, aumentando su valor y calidad. Pero un mal almacenamiento puede echar a perder incluso los mejores vinos del mundo.

He aquí algunos consejos sencillos para almacenar el vino de forma eficaz.

1. Almacena el vino a la temperatura adecuada. De todos los factores que influyen en la calidad del vino almacenado, la temperatura es quizá el más importante. Las temperaturas inadecuadamente cálidas o frías son una forma segura de estropear el vino. En general, la temperatura ideal para almacenar vino a largo o corto plazo es de unos 13ºC (55ºF), pero puede variar de un vino a otro. Para recomendaciones de temperatura sobre vinos concretos, consulta al fabricante. Independientemente del tipo o de la etiqueta, el vino nunca debe conservarse por debajo de -4ºC (25ºF), que puede hacer que el vino se congele, ni por encima de 20ºC (68ºF), que puede acelerar el proceso de envejecimiento y destruir los compuestos volátiles. Y lo que es más importante, la temperatura de almacenamiento del vino debe mantenerse lo más estable posible: las fluctuaciones de temperatura pueden hacer que el corcho se expanda y se contraiga, permitiendo que el vino se filtre (o que entre aire) a su alrededor.

2. Guarda las botellas de vino en posición horizontal. Para las botellas con corcho, asegúrate de guardar el vino horizontalmente en un botellero. Mantener el vino de lado ayuda a mantener húmedo el corcho, lo que es clave para el almacenamiento a largo plazo, ya que un corcho seco puede causar filtraciones y envejecimiento prematuro. Aunque no es necesario mantener las botellas de vino con tapón de rosca de lado, el almacenamiento horizontal es, no obstante, una forma eficaz de guardar tus vinos para disponer del máximo espacio y de fácil acceso.

3. Protege el vino de la luz y las vibraciones. Tanto si lo guardas durante meses, semanas o días, mantén el vino en la oscuridad en la medida de lo posible. Los rayos UV de la luz solar directa pueden dañar los sabores y aromas del vino. También debes mantener los vinos alejados de fuentes de vibración, como la lavadora y la secadora, la zona de ejercicio o el equipo de música. Las vibraciones pueden alterar los sedimentos de la botella, perturbando el delicado proceso que hace que los vinos envejezcan favorablemente.

4. Almacena el vino a la humedad adecuada. Los extremos de humedad en tu bodega o zona de almacenamiento también pueden afectar a la longevidad del vino. Con niveles de humedad bajos, los corchos pueden secarse, dejando el vino vulnerable a los efectos del oxígeno, mientras que una humedad más alta puede hacer que las etiquetas se despeguen de las botellas, dificultando su exposición o venta. En general, la humedad de tu bodega debe estar entre el 60 y el 68%.

5. Guarda el vino en una nevera para vinos, no en una nevera normal. Si no tienes un espacio para guardar el vino que sea siempre fresco, oscuro y húmedo, una nevera para vino (también conocida como enfriador de vino) es una buena idea. A diferencia de un frigorífico normal, que mantiene la comida muy fría y seca, una nevera para vino mantiene el vino entre 10-15ºC (50-60ºF) y con la humedad adecuada. (Un buen frigorífico también tendrá un ajuste más frío para el champán.) Mantener el vino en un frigorífico separado también ayuda a evitar la contaminación cruzada por los olores de los alimentos. Si te preocupa el coste, recuerda: el vino puede ser una inversión, y en ese caso un buen frigorífico para vino es una forma de proteger tu inversión.

6. Sirve el vino a la temperatura adecuada. Cuando te dispongas a servir una botella almacenada a otros amantes del vino, deja tiempo para que suba (o baje) a la temperatura adecuada para servirlo. Esto garantiza la plena expresión del aroma y el sabor del vino. El vino tinto debe servirse frío, ligeramente por debajo de la temperatura ambiente, a una temperatura comprendida entre 58 y 65˚F (unos 12-19˚C). La temperatura exacta viene determinada por la edad del vino; los vinos más viejos se conservan mejor a 61-65˚F y los más jóvenes en el extremo más frío del espectro. Los tintos con taninos más fuertes deben mantenerse en el extremo más cálido del espectro de temperaturas que los tintos más ligeros, que pueden llegar a los 55˚F. Los vinos blancos, por su parte, pueden y deben servirse más fríos que los tintos. Pero no deben mantenerse tan fríos que afecten a los aromas. En cambio, el vino blanco debe enfriarse entre 8-12ºC (45-55ºF). Los vinos espumosos blancos deben estar en el extremo más frío de ese espectro, al igual que los vinos blancos dulces. El champán es el que debe servirse más frío de todos, a 5-8ºC (38-45ºF).

7. Guarda bien las botellas de vino abiertas. Almacenada adecuadamente, una botella de vino abierta puede durar entre 3 y 5 días. La clave para prolongar la vida útil de un vino abierto y conservar sus cualidades originales es volver a taparlo con rapidez y herméticamente. Para volver a tapar el vino, coloca papel encerado alrededor del corcho y deslízalo hasta su posición original. La cera facilitará la colocación del corcho en la parte superior y también garantizará que no caigan trozos del corcho en la botella. Si no puedes volver a tapar la botella -por ejemplo, si el corcho está astillado o se ha desechado-, un tapón de goma puede crear un cierre hermético. Por último, una opción mejorada para volver a tapar es una bomba de vacío para vino, que te permite succionar el aire de una botella abierta, creando un cierre casi hermético.

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